A solo cinco kilómetros de Ribadeo, encaramado a un entrante rocoso donde bate el Cantábrico, aparece Rinlo, uno de los puertos más antiguos de Galicia. Su origen medieval vinculado a la pesca de la ballena y a las primeras cetáreas naturales de España explica el trazado estrecho de sus calles y el sabor salobre que impregna cada piedra. Hoy, su encanto intacto y la cercanía a la Playa de las Catedrales lo han convertido en una excursión imprescindible para quienes buscan autenticidad sin multitudes.
Un paseo por el puerto y las viejas cetáreas
Comienza tu visita bordeando la ensenada de Areosa: un sendero peatonal recorre el rompeolas, ofrece primeras vistas del caserío blanco y permite asomarse a las cetáreas de principios del siglo XX, piscinas naturales donde se guardaban langostas y centollas vivas antes de su venta. A media tarde, cuando la luz se dora, los barcos de bajura regresan y el puerto se llena de vida: redes secándose, cajas de percebe y gaviotas impacientes.
El sabor de la mar: arroz caldoso y percebes
Desde la última casa del pueblo parte un sendero señalizado hacia el oeste que conecta con las calas de Xuncos y Os Castros; veinte minutos a pie entre acantilados tapizados de lavanda de mar. Hacia el este, un trazado similar conduce en poco más de 3 km al mirador sobre la Playa de las Catedrales, ideal para quienes prefieren llegar caminando y evitar el cupo de aparcamiento estival.
Consejos locales para disfrutar al máximo
Llega temprano si vas en coche: el aparcamiento municipal junto a la lonja se llena antes de las 13 h en temporada alta.
Reservas con antelación para comer arroz; los turnos del mediodía vuelan.
Calzado cómodo: el empedrado resbala con humedad y la bruma es habitual.
Mejor hora de fotos: el atardecer en la pasarela del puerto, con el sol cayendo por encima del rompeolas.
Cómo llegar desde Ribadeo
En coche basta con seguir la LU-133; en menos de diez minutos estarás aparcando. Los más activos pueden llegar en bicicleta a través de la antigua carretera costera o incluso caminando (unos 50 min) por la senda que sale del barrio de Porcillán y serpentea junto a los prados.
Haz base en Ribadeo Sunset y alarga la experiencia
Después de saborear Rinlo, regresa a Ribadeo Sunset: tendrás cocina equipada para improvisar una cena ligera, balcón con vistas al Cantábrico y garaje privado para guardar la bici o el coche sin agobios.
El pequeño puerto marinero te espera con redes al sol, aroma a percebe y la banda sonora del mar golpeando la roca. ¡Descúbrelo antes de que corra la voz!